Carta del Presidente 2020 ha sido el año que vivimos peligrosamente, como decía la película, y por tanto un año que no olvidaremos. El año que no olvidaremos 2020 será sin duda recordado como uno de los años más atípicos y complicados que, a nivel colectivo (y global), hayamos vivido. Por el tremendo impacto que ha tenido la pandemia en nuestras vidas, pero también por lo inesperado. A principios de año nos las prometíamos muy felices, teníamos planes que cumplir, nuevos proyectos y una cotidianidad que luego echaríamos de menos. Nada hacía presagiar, cuando desde el Foro organizábamos en enero la primera reunión de nuestro Comité de Marcas Industriales o Tecnológicas o un almuerzo con la Embajada de EE.UU. en España, o cuando en febrero organizábamos una nueva edición del Observatorio de Branding o llevábamos nuestra campaña ‘Valores que construyen sueños’ a los jóvenes estudiantes de Valencia, lo que luego iba a suceder. A principios de marzo, en cambio, la ceremonia de acreditación de la octava promoción de Embajadores Honorarios de la Marca España ya la celebramos con la espada de Damocles sobre nuestras cabezas, pero con normalidad y con éxito. De hecho, sería el último gran evento presencial que pudimos celebrar, formato que todavía a día de hoy no hemos podido recuperar completamente. Pocos días después, nuestras vidas cambiaron. Evidentemente la pandemia ha tenido un enorme impacto a nivel personal, social y económico, y por tanto también en la realidad de nuestras empresas y de nuestras organizaciones. También en nuestro Foro, que lógicamente tuvo que adaptarse a la situación y cambiar sus planes, tratando de estar siempre cerca de las necesidades y los intereses de sus miembros. Pero si hacemos balance, y a pesar de dicho impacto, creo que podemos sacar algunas conclusiones positivas: Resiliencia: La Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) eligió como palabra del año “confinamiento”, pero perfectamente habría podido optar por resiliencia, que de hecho fue una de las finalistas. Quizás sea un concepto del que hayamos abusado, pero creo que refleja perfectamente el espíritu de resistencia y superación que todos, como individuos, como sociedad y como empresas hemos demostrado. Las empresas y sus marcas, y más las que formamos parte de este Foro, tenemos la voluntad y el propósito de perdurar, y para ello debemos superar, y de hecho ya lo hemos hecho otras veces a lo largo de nuestra historia, situaciones difíciles y complicadas como la generada por la pandemia. Agilidad: Es un atributo directamente asociado a la resiliencia y también a la capacidad de perdurar en el tiempo. Ya sabíamos que nuestras organizaciones tenían que ser ágiles y ya habíamos demostrado en el pasado capacidad de adaptación, pero quizás nunca con la virulencia y la intensidad del 2020. Tuvimos que reaccionar con rapidez y determinación a una situación sin precedentes, ajustar nuestros equipos y nuestras formas de trabajo, gestionar nuevos canales, hacer cambios en nuestras cadenas de suministro, atender necesidades financieras inesperadas y sobre todo, gestionar la incertidumbre. Y creo que en general lo hicimos satisfactoriamente, fuimos ágiles y supimos adaptarnos. Solidaridad: Cuando alguien se pregunte por el rol social de la empresa, que piense en el 2020, que piense en las innumerables acciones de solidaridad protagonizadas por todo nuestro tejido empresarial, por compañías de cualquier tamaño y de cualquier sector. Y no me refiero solo a las donaciones de material sanitario o a las colaboraciones con centros de mayores, por mencionar ejemplos directamente relacionados con la crisis sanitaria, sino también al compromiso con nuestros empleados, con nuestros clientes, con nuestros proveedores o con nuestros entornos locales más cercanos. En general, creo que el comportamiento del mundo de la empresa fue ejemplar y la sociedad así lo ha reconocido. Colaboración: En el Foro llevamos muchos años hablando de la importancia de la colaboración público-privada y sin duda esta crisis y los enormes retos que de ella se derivan demuestran que es más necesaria que nunca la suma de fuerzas y esfuerzos entre las empresas y las administraciones públicas, y en el Foro hemos tratado de intensificarla todavía más. Pero también la colaboración entre empresas, con otros profesionales, con universidades y centros de investigación, y un largo etcétera. Si algo ha cambiado para siempre, espero que sea que la colaboración real y efectiva ha llegado para quedarse, nos va el futuro en ello. Internacionalización: En la crisis financiera de 2008 la internacionalización de nuestras empresas ya fue uno de los principales amortiguadores primero y motores de recuperación, después, de nuestra economía. Ahora nuevamente ha vuelto a ser un factor decisivo. A pesar del impacto global, lógicamente la realidad de cada mercado y el ritmo al que han afrontado su recuperación ha sido diferente, y por tanto la diversificación geográfica evidentemente permite afrontar mejor situaciones de este tipo. Además, te aporta claramente ganancias de competitividad a nivel empresa y a nivel país. Por ello no había mejor manera de cerrar el año que celebrando la IV Cumbre de Internacionalización y destacando el papel clave del sector exterior, cuya punta de lanza son precisamente las empresas de nuestro Foro. 2020 ha sido el año que vivimos peligrosamente, como decía la película, y por tanto un año que no olvidaremos. Pero entre tanta dificultad, también hemos sido capaces de resistir y en parte de reinventarnos, hemos sido capaces de acelerar nuestras transformaciones y hemos podido extraer aprendizajes que sin duda nos servirán en el futuro. Entre ellos, que juntos vamos más rápido y llegamos más lejos.